En un mundo que cambia rápido, muchos buscan respuestas inmediatas, crecimiento acelerado y soluciones instantáneas. Sin embargo, quienes han logrado construir organizaciones que perduran saben que el verdadero éxito requiere tiempo, disciplina y decisiones difíciles. Este año Nisum cumple 25 años y la historia detrás de esa trayectoria ofrece aprendizajes valiosos para cualquier líder u organización que aspire a construir algo que trascienda.
Tras la reciente publicación en Entrepreneur en Español, donde nuestro CEO Imtiaz Mohammady comparte parte del recorrido de la compañía, quisimos profundizar aún más en lo que él ha aprendido durante estas dos décadas y media de liderazgo. Este blog reúne esos aprendizajes en un formato práctico y aplicable para empresas, líderes y emprendedores.
Una de las ideas más insistentes de Imtiaz es que todo lo que realmente importa requiere tiempo. Hoy la cultura laboral se mueve con urgencia. Muchos profesionales cambian de empleo rápidamente, buscan resultados inmediatos y sienten frustración si no avanzan de forma vertiginosa.
La experiencia de 25 años muestra lo contrario. La estabilidad es una ventaja. La consistencia supera al talento sin enfoque. La paciencia permite construir empresas capaces de soportar crisis, transformaciones y cambios tecnológicos. En un mercado que premia la velocidad emocional, la paciencia se convierte en un diferenciador serio.
La experiencia de los años del puntocom dejó una marca profunda. Imtiaz lo expresa con claridad en sus entrevistas: depender de decisiones externas puede poner en riesgo incluso a las empresas con mayor potencial. Por eso, desde el inicio la decisión fue crecer de forma orgánica y no dejar la esencia de la empresa en manos de terceros.
Crecimiento estable y con propósito. Esto permitió atravesar recesiones, momentos de incertidumbre y cambios acelerados sin comprometer calidad, cultura ni dirección estratégica. Este enfoque puede parecer poco glamoroso en un mercado donde muchos buscan escalar de inmediato, pero 25 años de resultados muestran su eficacia.
Cuando llegaron los momentos más duros, como la crisis financiera de 2008 o la pandemia, la decisión del liderazgo fue proteger a la gente. El objetivo era evitar despidos y sostener a los equipos incluso en situaciones de alto riesgo para la compañía.
La convicción fue simple. Si había sacrificios que hacer, debían comenzar por el liderazgo. Esta visión creó un efecto profundo en la cultura. Cuando una empresa cuida a su gente, la gente cuida a la empresa. La lealtad que nace de esas decisiones no se construye en talleres ni con eslóganes. Se construye en momentos críticos.
Imtiaz comparte con transparencia los primeros años de Nisum. Semanas completas de viajes, jornadas que terminaban a las dos de la mañana, cuidado extremo de cada recurso, casi total ausencia de comodidad personal. Fue una etapa necesaria para que la empresa creciera.
Con el tiempo, el aprendizaje fue igualmente importante. Una organización no puede depender de una sola persona. Delegar, confiar y formar a nuevos líderes permite que la visión avance y se multiplique. La evolución de una empresa sólida requiere que el fundador suelte espacio y abra camino para que otros puedan liderar.
La confianza es un pilar fundamental en la forma en que Imtiaz dirige. Él confía primero. Si alguien rompe esa confianza, se toman decisiones. Esta filosofía genera equipos que se sienten seguros para innovar, proponer, equivocarse y mejorar.
La confianza acelera. Cuando las decisiones no se ahogan en burocracia, la organización avanza con agilidad. En un entorno donde la velocidad es tan importante como la calidad, este principio se vuelve una ventaja estratégica.
Muchas organizaciones promueven el concepto de fallar rápido, pero olvidan el paso más importante. El fracaso debe producir aprendizaje. Esto implica reflexionar, ajustar y corregir. Imtiaz lo resume con claridad. Un error que se repite no es aprendizaje, es descuido.
La capacidad de transformar errores en nuevas rutas ha permitido a Nisum atravesar desafíos como la pérdida de cuentas importantes, fluctuaciones del mercado o redefiniciones estratégicas.
En tiempos de incertidumbre, cuando el mercado cambia, la tecnología se acelera y las decisiones parecen urgentes, la serenidad marca la diferencia. Después de 25 años, Imtiaz identifica la calma como uno de los rasgos que más contribuye a un liderazgo efectivo.
La serenidad permite evaluar con claridad, priorizar lo esencial, actuar con ética y resistir la presión de reaccionar sin dirección. En espacios de alta complejidad, la serenidad no es quietud. Es control.
Nisum celebra 25 años y lo hace reafirmando estos principios. No existe un atajo para construir algo que perdure. Lo que sí existe es una forma de hacerlo. Hoy seguimos guiándonos por estas ideas para crear tecnología con impacto real, formar líderes con propósito y trabajar junto a nuestros clientes en relaciones de largo plazo, no en proyectos aislados.
Creemos en la paciencia, la integridad y el valor de las personas. Ese espíritu que nos vio nacer hace 25 años es el mismo que nos impulsa hacia lo que viene.